Espejo marino que reflejas mástiles cansados,
árboles de acero desnudos de velas,
de ramas y nidos que al viento reclaman matinal
ausencia.
Muelles que nacieron en bosques lejanos
alinean las naves,
sosegadas balsas,
remos y motores que aguardan al hombre para navegar.
Antes que sorba café,
quietud de banderas,
palmas somnolientas,
todo ha sido calma,
por los siglos de los siglos,
amén.
Eduardo Sánchez
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